Comics Sobre dinosaurios

¿Qué es esto? ¿Una entrada sobre cómics en Bitacoranaturae? Pues la verdad es que sí, una entrada que podría estar perfectamente en Relatos Creativos está en este blog.

Comenzando por el principio, los comics con presencia de dinosaurios no son lo que se dice rara avis. Y lo digo con conocimiento de causa: desde los clásicos Xenozoic Tales a los modernos Dinosarus for Hire, pasando porque prácticamente todos los iconos del noveno arte norteamericano (Spiderman, Batman, Superman, X-men…) han tenido sus encuentros con los “reptiles temibles”. Por supuesto, Parque Jurásico también tuvo su adaptación a la banda diseñada en una miniserie de 4 números que corrió a cargo de varios pesos pesados como Simonson.

Al otro lado del Pacífico la cultura del manga también ha adoptado a los gigantes prehistóricos con clásicos bastantes entrañables como Gon, el dinosaurio enano de Tanaka o Daikyouryu no Jidai (La Era de los Dinosaurios).

Pero el detalle está en que los dinosaurios en general no han recibido un trato muy acertado en el noveno arte (ni en el séptimo ni en ninguno en general). En general, los dinosaurios son utilizados como elemento decorativo o cómo amenazas para el protagonista de la aventura (no hay prácticamente un personaje ilustre que no haya viajado a un mundo perdido) o bien pueden aparecer antropomorfos, comportándose como seres humanos o con formas exageradas o humorísticas.

Así, los cómics de y con dinosaurios son abundantes pero cómics sobre dinosaurios son bastante escasos.

Esto comenzó a cambiar a mediados de los 90 cuando Steve Bissette publicó en Spiderbaby Grafix Tyrant, la historia por capítulos de un joven Tyrannosaurus rex atendiendo a los conocimientos científicos. El concepto de cómic era similar al de un documental.

Tyrant marcó un antes y un después
Tyrant marcó un antes y un después

Un poco antes, yo mismo encontré un cómic que podríamos decir que trataba incidentalmente sobre dinosaurios. Unos fascículos de Planeta sobre dinosaurios para niños (entonces tendría 11 años) habían tenido tanto éxito que habían ampliado su distribución y una de sus secciones era “La Historia en Cómic”. Originalmente eran dos páginas sobre los descubrimientos de fósiles, Mantell, Bukcland, Owen, Dollo y compañía tendrían capítulos dedicados pero conforme la colección se alargaba decidieron dar protagonismo a los propios dinosaurios con historias tituladas “Un día en la vida de Tal Dinosaurio”.

Más bien tendría que haberse titulado “El último día de la vida de tal dinosaurio” ya que el protagonista tenía la costumbre de morir al final herido o devorado, hasta el punto de que yo buscaba el día en la vida de la presa para ver cazar al depredador. Recuerdo que mi dinosaurio favorito en aquellos tiempos era el Allosaurus y a mí me gustaba el día en la vida del Diplodocus.

Fuera de eso, podíamos ver hembras de plesiosaurio volviendo a tierra para poner los huevos, estos eclosionar y a los pterosaurios ponerse ciegos con las crías. Algo parecido ocurría con los ictiosaurios, solo que estos eran vivíparos.

Casi dos décadas después, en 2013, el guionista y dibujante Jim Lawson publicó con el estudio Mirage Studios (donde fueron creadas las tortugas ninja) heredando el espíritu de Tyrant para publicar Paleo, Historias del Cretácico Tardío.

Paleo es un cómic sobre cómo se comportaban los reptiles temibles en los últimos tiempos de su largo reinado global. Una sucesión de historias autoconclusivas con un dibujo preciosista pero sin bocadillos y solamente con cuadros te texto para una narrativa en tercera persona. Ello da la impresión de estar leyendo un documental gráfico sobre el tema.

Desde el punto de vista dramático, Paleo es menos fúnebre y los protagonistas no tienen por qué morir al final de la historia, llega a conmovernos el regreso al hogar de una cría de Triceratops o a dejarnos en vilo la cacería de un Plotosaurus. Las historias son cortas y en general amenas. La verdad es que enganchan bastante.

¡A mi niño no os arrimáis!
¡A mi niño no os arrimáis!

Desde un punto biológico (justamente donde Lawson pone un mayor esfuerzo y detalle) Paleo tiene bastantes claroscuros.

La reconstrucción de los ceratópsidos y hadrosaurios es a todas luces buena: tanto sus posturas cómo sus pieles escamosas están llenos de realismo. Nunca ha sido difícil imaginar a estos animales en grandes grupos y no es nada descabellado el sugerir que arañaran a las coníferas para obtener resina. Lo único que se puede echar en cara es que los dinosaurios con pico de pato están demasiado erguidos y con manos que parecen prensiles, en ocasiones recuerdan a canguros, cuando actualmente se reconoce que eran cuadrúpedos y sus patas anteriores eran para desplazarse.

Hablando de plantas, es destacable cómo las coníferas dominan el paisaje pero las flores también prosperan. Esto se presenta también correcto, ya que las plantas con flor están en plena radiación.

Luego tenemos a los tiranosaurios, no se les puede echar nada en cara.

Lo mismo podemos decir de los saurópodos, los cocodrilos (Deinosuchus tiene presencia recurrente) o los mosasurios (la reconstrucción del Plotosaurus y su estilo de vida es muy aplaudible). De hecho, en una escena se encuentran un Deinosuchus y un Plotosaurus, uno se imagina un encuentro entre un cocodrilo y un varano y se lo

Garras terribles casi perfectos pero sin plumas
Garras terribles casi perfectos pero sin plumas

cree.

Pero al dirigirnos a los cazadores de menor tamaño (Dromaeosaurus es un animal recurrente) nos encontramos con una reconstrucción intermedia entre las antiguas imágenes reptilianas y las reconstrucciones actualmente aceptadas. Así, Dromaeosaurus aparece escamoso y sin plumas, pero gregario y los individuos se comunican piando.

Sin embargo observamos combates entre los Dromaeosaurus que no acaban en muerte y los vemos cazar en equipo cómo su gran cerebro sugiere. Incluso en un capítulo mudo y en el que solo vemos siluetas (podríamos calificarlo de impresionista) vemos dos ejemplares de Dromaeosaurus copulando mientras que en otro capítulo vemos a una cría cazando insectos.

Hablando de plumas, una de las grandes cagadas de Paleo está en presentar como carroñeras a las gaviotas. Y no es un error de traducción, nada de pterosaurios o las aves de la época como carroñeros, las gaviotas que aún no existían.

Y, siguiendo con los animales voladores, ¿Os acordáis de la escena del final de Parque Jurásico II cuando un Pteranodon se posa en una rama cómo un jilguero? Pues aquí a ratos vemos hacer algo parecido a un Queztzalcoatlus, el gigantesco pterosaurio sobre el que hay dudas sobre si volaba o no. Paradójicamente, su desplazamiento en tierra es estupendo.

En general, Paleo es un muy buen cómic. Es una sucesión de historias fluida e interesante con una buena ambientación y cuando uno lo tiene en las manos le da la impresión de estar leyendo un documental impreso lleno de detalles y matices que deja atrás muchos clichés. Su único fallo está en que algunas reconstrucciones no están completamente actualizadas, adoleciendo de cierto anacronismo.

Y, justo después de Paleo, llegó a las librerías españolas La Era de los Dinosaurios: La travesía de Ricardo Delgado, parte de un conjunto de comics sobre dinosaurios más largo titulado La Era de los Dinosaurios.

Aquí ya nos olvidamos del documental y el texto: Delgado se ha concentrado en una versión biológicamente verosímil del cretácico superior (es curioso como la atención de la ficción se concentra en esta época) y nos la muestra directa y cruda: no hay bocadillos ni cuadros de textos, es un cómic mudo que nos muestra el viaje de una gran variedad de dinosaurios herbívoros que son atacados por una galería de depredadores.

Viajando juntos
Viajando juntos

Así que tenemos que identificar los dinosaurios que forman esta manada. Entre los cornudos parece que tenemos Triceratops y junto a ellos Ankylosaurus acorazados. Al lado de ambos tenemos un hadrosaurio que por su aspecto y tamaño tiene pinta de ser Edmontosaurus o Anatotitan. Por encima de todos ellos tenemos un contundente saurópodo que podría ser Alamosaurus. La manada se completa con dinosaurios herbívoros bípedos de menor tamaño que podrían ser Stegoceras y un ornitomímido, que pese a su condición de terópodos eran principalmente herbívoros.

A diferencia de Paleo y Tyrant, La Era de los Dinosaurios es en color y sigue la estética de representar a los dinosaurios con diseños basados en animales modernos. Todos los dinosaurios siguen siendo escamosos y ni siquiera el ornitomímido (“imitador de aves”) muestra plumas pese a que su coloración se basa en el del avestruz.

Sobre la manada vuelan pterosaurios y son acechados por depredadores cómo tiranosáuridos o dromaeosáuridos. También son escamosos y a juzgar por su tamaño podrían ser Tyrannosaurus o Daspletosaurus. El garras podría ser Deinonichus, es una cazador recurrente. En una ocasión una enorme manada de Deinonichus se lanza cual marabunta sobre un saurópodo en una escena tan espectacular como exagerada.

También veremos a las criaturas marinas de la época. El mar que Nigel Marven llamó “El acuario del infierno” saca todo su arsenal en una memorable viñeta en la que podemos ver pliosaurios, mosasaurios, tiburones y el temible pez óseo Xiphactinus.

Sobre el tiburón podemos suponer que se trata de Cretoxyrhina, un temible pariente del gran blanco que vivió en aquellos tiempos, pero no sabemos si el mosasaurio es un Hainasaurus, Tylosaurus o Plotosaurus, lo que es llamativo es su diseño de color que recuerda poderosamente al de la orca moderna. También que van a por todo, y eso incluye al Tyrannosaurus.

También veremos algunas aves primitivas que recuerdan poderosamente a los pelícanos.

Un trabajo gráfico exquisito
Un trabajo gráfico exquisito

En general, La Era de los Dinosaurios pretende ser más un safari fotográfico que un documental. Sin ningún tipo de texto y solamente eventos realistas aunque a ratos exagerados, para enterarnos de que las presas migran en pos de pastos tenemos que leer la sinopsis y tenemos que identificar los dinosaurios nosotros mismos. La fuerza y minuciosidad del dibujo son tan importantes o más que el argumento o un guion que, a base de tirar de lo que es posible, se repite.

Un comic mudo es un trabajo importante, pero Ricardo Delgado afronta además el problema añadido de que sus dinosaurios no son antropomorfos ni se comportan como las personas. Esto es un problema para él y el lector ya que prácticamente no hay comunicación entre los protagonistas ¿Qué pueden decirse un Triceratops y un Ankylosaurus? La comunicación es prácticamente entre cazadores y presas y también asistimos a muertes por enfermedad, agotamiento o accidentes que atraen a carroñeros pero prácticamente pasan desapercibidas para los semejantes del muerto.

Y es que se trata de cómic memorable que supera algunos de los fallos de Paleo (los hadrosaurios aparecen a cuatro patas en su posición natural) pero no todos (las plumas siguen brillando por su ausencia incluso entre los dinosaurios más cercanos a las aves) donde más que contar una historia se muestra en evento verosímil (migración de herbívoros en el cretácico). En gran medida recuerda al documental de la BBC La Marcha de los Dinosaurios, aunque con reconstrucciones menos actualizadas y sin narración.

En conclusión podemos decir que aunque el noveno arte ha contado con los dinosaurios desde prácticamente sus inicios en todas sus grandes escuelas (europea, anglosajona y nipona) solo en los últimos tiempos hemos visto comics donde los dinosaurios eran algo más que un elemento del decorado o de la trama para convertirse los auténticos protagonistas, apareciendo cómo los animales reconstruidos por la ciencia y no cómo los clichés de los que el cine no se da deshecho.

Es posible que una parte importante de este fenómeno tenga influencia de los documentales como Caminando Entre Dinosaurios, que tuvieron tanto éxito en el cambio de milenio y marcaron una forma de hacer documentales que desde entonces ha tenido numerosas secuelas.

Sin lugar a duda comics como Paleo o La Era de los Dinosaurios son muy interesantes y recomendables, un loable esfuerzo por crear un comic de calidad sobre dinosaurios y no solo un comic de dinosaurios. Pero todavía hay cosas que mejorar y, dada la amplitud de la vida prehistórica, hay campo para hacerlo.

Esperemos ver más obras como ellos.

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