Imago Mundi, primer mapa del mundo

La representación del territorio es una de las actividades más antiguas, se conocen plantos de tiempos prehistóricos como el de Bedolina en Italia y los exploradores europeos se asombraron al descubrir la habilidad de los nativos americanos para realizar croquis de zonas concretas.

Conforme se desarrolla una sociedad, más territorio representa en sus mapas mientras que estos comienzan a representar las ideas de esta sociedad sobre el mundo y el universo.

El mapa más antiguo conocido cuyo objetivo era representar el mundo completo fue descubierto en 1881 por el arqueólogo Hormuzd Rassan en una zona cercana a Bagdad que había sido la población babilónica de Sippur. Hubo que esperar casi un siglo hasta que el arqueólogo Irving Finkel encontrara otra parte de la tablilla para completarla e interpretarla.

Datada entre los siglos VI y VII antes de Cristo, se trata de una tablilla grabada en barro sin cocer con un estilete, la parte superior y el anverso están cubiertos por escritura cuneiforme.

Actualmente se encuentra en el Museo Británico de Londres y tiene unas medidas modestas (12,2×8,2 cm) y una escala menor que cualquier mapa anterior conocido. Se lo llamó Imago Mundi (“la imagen del mundo”), no sin cierta ironía ya que los babilonios son anteriores a la importancia del latín, y representa el mundo tal y como lo veían los babilonios, por lo que también se lo conoce como “El Mapa Babilonio del Mundo”.

 

No debe ser considerado como un mapa topográfico en el sentido moderno, sino como una representación del mundo que conocían sus creadores según su visión del universo.

Y por ello representa el mundo como un disco circular presumiblemente plano rodeado por el río amargo u océano, también considerado un abismo y que encaja con la idea mesopotámica del océano primordial encarnado por el dios Apsu o Apzu. Este detalle tendría una tremenda influencia sobre la cartografía posterior, como podemos ver en los primeros mapas griegos como los de Anaximandro y Hecateo, rodeados por el “mar océano”.

Dentro del disco, el río Éufrates fluye representado por dos líneas paralelas desde su fuente en Anatolia hasta su desembocadura en una especie de canal que lo conecta con este “río amargo”.

Babilonia es representada con forma de rectángulo en una posición más o menos central atravesada por el Éufrates, mientras que otras ciudades son representadas dentro de círculos. También se muestran países como Urartu, Asiria y Elam. La ciudad de Habban, antigua capital de los casitas, aparece en al noroeste de Babilonia cuando en realidad estaba al este.

Entre los elementos físicos podemos encontrar un pantano cercano a Susa, capital elamita, y los montes Zagros.

Al lado de la región del noroeste se puede leer “Donde no se ve a Shamash”, lo que da a entender que el sol sale por el este, cruza los cielos, se pone por el oeste y luego regresa al este a través del inframundo, otra referencia a la cosmogonía mesopotámica.

Más allá del río amargo se encuentran siete triángulos a modo de picos de estrella, de los que solamente queda uno intacto. No está muy claro qué representan estos triángulos, se ha sugerido que podría ser lugares lejanos o islas distantes (distancia estimada en 6 o 7 beru, lo que equivale a 29 – 38,6 km de distancia) que pueden ser lugares físicos, lugares míticos o puentes que conectan el mundo de los humanos con el cosmos. Otra interpretación sugiere que podrían estar asociadas a los dioses derrotados por Marduk.

Interpretación del mundo representado en el Imago Mundi

Y es que se considera que este mapa tiene un potente componente religioso, rindiendo homenaje a Marduk, dios patrón de Babilonia, si bien buena parte de este significado se ha perdido debido a que mucho del texto ha quedado ininteligible.

El texto que ha sobrevivido parece ser una descripción de los habitantes humanos, divinos o monstruosos de las regiones más allá del “río amargo” y, asociando la tablilla al Poema de Gilgamesh, se ha sugerido que la zona referida como nagu (que suele significar región) podría representar el lugar donde Ut-Napishtim, versión babilonia de Noé, volvió a encontrar la tierra.

Un significado que no se ha perdido es la tendencia al “egocentrismo” que muestran los mapas de las civilizaciones antiguas, que tendían a considerar su territorio como el centro de las tierras conocidas en una mezcla de visión política, racista y mítica. De hecho, el Imago Mundi ha sido descrito como “asiriocéntrico” y tiene a Babilonia como elemento central, dando a entender que los babilonios consideraban su ciudad y reino como centro del mundo que conocían.

Desde luego, no podemos considerar esta tablilla como un mapa tal y como lo entendemos hoy en día, pero en cierta forma es el comienzo del proceso que llevaría hasta ellos. Nos ayuda a comprender como veían los babilonios el mundo y el universo.

Bibliografía:

 

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