Dragonología: Introducción

Pues vamos con una nueva serie de divulgación asociada a la mitología y en este caso sobre un tema que a mí me parece muy interesante (como todos los que trato en mis blogs, que para algo soy yo el que los hace). Estoy hablando de los dragones, las criaturas mágicas por excelencia, a la que mi verdadero yo ha descrito en público como “las ballenas de la magia”.

Esta entrada es una introducción en la que voy a hablar del mito del dragón en general, luego se dividirá en dos líneas: hablaré de los dragones de la mitología real en Bitacora Natura y de los dragones de la literatura y la ficción en Bajo la Mirada de la Lechuza. No sé hasta donde me llevará esta serie, pero la idea es que a la larga de lugar a un libro, una especie de Tratado de Dragonolía. Toda sugerencia constructiva se acepta.

Así que vamos a hablar en general del mito del dragón.

El dragón quizá sea la criatura mítica más difundida, existiendo en casi todas las culturas conocidas. Se han utilizado como una manera de representar las creencias de cada una aprovechando su poder y simbolismo.

Esta casi universalidad nos lleva a su otra gran característica: su enorme diversidad, la variedad de dragones es enorme y hace que el mito sea todavía más interesante.

Sin embargo también hay culturas que no conocían el concepto del dragón. Y creo que un ejemplo bastante gráfico (y un poco bestia) lo tenemos en la temible y famosa figura de Vlad Tepes el empalador (sí, el personaje histórico que inspiró al Conde Drácula). Este hombre heredó de su padre el apodo de Drakulea que significa “hijo del dragón”, pasando a ser conocido como Vlad Drakul (ya os podéis imaginar de dónde sacó el nombre Bram Stoker). Pero la gente sobre la que gobernaba no conocía a los dragones y lo asociaron al diablo. De ahí salió “Vlad, hijo del diablo”.

Etimología

La palabra dragón tal y como la utilizamos actualmente viene del latín draco, que deriva del griego δράκων (drákon) que significa “dragón” o “serpiente” y a su vez parece venir del verbo δέρκομαι (drakein) que significa “ver claramente” o “mirar fijamente”. Esto sería una referencia a que estos animales tenían el más fino sentido de la vista y una mirada punzante.

Por ello, en la mitología griega solían actuar como guardianes de tesoros o lugares sagrados como Ladón en el jardín de las Hespérides o el dragón de la Cólquida que vigilaba el vellocino de oro.

En este papel de protector, los griegos representaban a serpientes o dragones a los pies de una doncella o de la misma Atenea para representar la vigilancia y cuidado que se debía tener con su virginidad.

Otra criatura asociada a los dragones en la mitología griega son los llamados cetos, que hacía referencia a todo monstruo marino fuera ballena, tiburón o serpiente. De Ceto ya he hablado y podríamos decir que marca una separación entre las ballenas (comenzando una tradición de ballenas gigantes y ballenas isla) y los dragones de aspecto más propio de reptiles y serpientes.

Fuera de la tradición occidental, el epicentro del mito draconiano en Oriente está en China, donde el dragón era originalmente referido como Kong Long o simplemente Lóng o Lung. Es una criatura benéfica, que atrae la suerte.

Características

A pesar de su enorme variedad parece que los dragones tienen una serie de características comunes:

  • Tienen diversas formas según la mitología, pero se les representan normalmente como enormes serpientes o reptiles con alas, garras, cola y piel escamosa.
  • Son criaturas mágicas.
  • Hay dos familias principales de dragones: los occidentales y los orientales.
  • Su poder y fuerza se incrementa con el tiempo.
  • Cada pueblo les da un significado particular dentro de su propia mitología.
  • Cumplen un cometido mitológico.
  • Tienen albedrío propio.
  • Pueden ser benignos o malignos.

Primero voy a centrarme un poco en el elemento serpentino.

Según Jorge Luis Borges en El libro de los Seres Imaginarios “Una gruesa y alta serpiente con garras y alas es quizá la descripción más fiel del dragón. Puede ser negro, pero conviene que también sea resplandeciente; asimismo puede exigirse que exhale bocanadas de fuego y de humo.” Pero también dice que “El Dragón posee la capacidad de asumir muchas formas, pero éstas son inescrutables. En general lo imaginan con cabeza de caballo, cola de serpiente, grandes alas laterales y cuatro garras, cada una provista de cuatro uñas.”

En el Tesoro de la lengua castellana o española se afirma que una serpiente sólo se podría convertir en dragón si crecía alimentándose de serpientes, como una metáfora de que para ser emperador del mundo primero se debía eliminar al resto de reyes y príncipes.

A su vez, el dragón oriental o Long aparece como una combinación de varios animales: cuernos de ciervo, morro de camello, ojos de langosta o de conejo, nariz de perro, bigotes de bagre, escamas de pez, cola de serpiente y garras de águila. Esto hace que muchos estudiosos piensen que surgió de la combinación de los tótems de varias tribus diferentes.

Así, al menos en su origen los dragones están muy íntimamente asociados a las serpientes. Esta asociación tiene su representación en la cultura popular, hay dos citas que me llaman la atención:

En el universo de Tolkien, el término élfico para los dragones era “Uruloke”, que significa “serpiente de fuego”.

Y en el de George RR Martin, en Juego de Tronos tenemos el comentario de sir Jorad Mormont: “El último dragón fue Rhaegar Targaryen, Viserys no es ni la sombra de una serpiente”.

Y, volviendo a la custodia de la virginidad de Atenea por parte de dragones, hay que tener en cuenta que Atenea era señora de las serpientes. Por consiguiente, Atenea en cierta forma podría ser entendida como señora de los dragones. Aunque esto es una interpretación mía sin base mitológica. Y también tendría que compartir este puesto con su medio hermano Apolo, que también tenía relación con dragones y serpientes.

La relación entre Atenea y Apolo también es un tema muy interesante, pero aquí no viene a cuento.

Y luego está el tema de que los dragones pueden ser benignos o malignos. Y aquí no estoy tan de acuerdo: yo creo que hay una tercera opción, pueden ser neutros. Es decir: hay dragones benignos (con referente de los dragones chinos que representaban la sabiduría de los emperadores, la cortesía y la sabiduría), dragones malignos (con el paradigma del dragón bíblico símbolo de Satanás y el paganismo) y tenemos dragones que no serían una cosa ni la otra, serían neutros, (como los dragones clásicos que protegían lugares o tesoros sin hacer daño nadie).

Pero, incluso en su faceta más neutra, en Occidente una de las hazañas arquetípicas del héroe (Hércules, Sigurd, San Miguel, San Jorge) es vencer y matar a un dragón. De hecho, una de las características del dragón occidental es su relación con la bravura y el combate.

En Oriente, por el contrario, el dragón o Long es asociado a la sabiduría, amabilidad y el poder imperial.

No está del todo claro cuando adquirieron la capacidad de emitir fuego, pero se ha tratado de explicar afirmando que en su interior hay un veneno tan ardiente que les hace exhalar fuego al respirar.

La sangre del dragón tiene capacidades mágicas como permitir comprender a quien la bebe comprender la lengua de los animales, cosa que menciona Filóstrato de Atenas en su Vida de Apolonio de Tiana y que también sucede con Sigurd en el Cantar de los Nibelungos. También puede sanar y hacer invulnerable, cosa que también sucedió con Sigurd.

También se ha afirmado que dentro de los tragones se encuentra una gema llamada draconita, muy bella y codiciada, que se formaba en su cerebro y solo se podía extraer cuando el dragón estaba vivo. Era bella, blanca, brillante y traslúcida y podía otorgar la invisibilidad si se engastaba en un anillo como el de Giges.

Otras características que se le atribuyen al dragón es cazar estrangulando a sus presas con la cola (como las serpientes), vivir en lugares muy cálidos y ser enemigos irreconciliables de los elefantes.

La llegada del cristianismo, literalmente, demonizó a los dragones al asociarlos a las fuerzas del mal, tanto en el Apocalipsis como en el Fisólogo. Pero incluso entonces existieron elementos buenos y neutros en los dragones.

En la edad media se desarrolló la imagen del dragón con garras y alado que tan familiar nos es actualmente. Se han sugerido distintas teorías pero la que a mí más me convence es la que relaciona estas características con el descubrimiento de reptiles mesozoicos, pero no dinosaurios sino plesiosaurios. Si uno observa un esqueleto de estos, con su largo cuello y sus aletas palmeadas, realmente se parece al dragón heráldico de la edad media.

En la actualidad, los dragones siguen disfrutando de una gran popularidad en todas partes del mundo. Además de la amplísima presencia en la cultura popular, donde siguen siendo de las criaturas más populares en libros, películas, series, videojuegos… donde su imagen ha ido suavizándose y tornándose más positiva.

También tenemos a los dragones en la biología especulativa donde científicos y mentes inquietas se preguntan cómo podrían haber funcionado los dragones con los conocimientos biológicos actuales. En esta serie voy a intentar explorar todas estas visiones posibles del universal e incombustible mito del dragón. 

Mi libro, que en algún sitio tengo que venderlo:

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